RESERVAS FORESTALES,
ZONAS DE PROTECCIÓN Y
BIODIVERSIDAD……
RESERVAS
FORESTALES
Terreno reconocido nacionalmente
y cubierto de bosques o tierras de vocación forestal, de propiedad
estatal, privada, municipal o comunitaria, que por sus características cumple
con la función de proteger suelos, agua y fauna, o que posee un evidente
potencial energético para la producción sostenible de madera, leña,
carbón y otros productos forestales. Su manejo debe estar primordialmente
orientado a la conservación o uso y aprovechamiento sostenible,
o hacia la protección de un recurso natural de especial importancia, como
el agua. Las reservas forestales pueden ser de conservación estricta para
asegurar su uso futuro, o de manejo especial para el aprovechamiento
presente de su recurso.
En Venezuela, las zonas con mayor potencial forestal se
encuentran amparadas bajo la figura de régimen de administración especial como
«áreas con fines productivos», por ser fuente importante de madera y agua, así
como una reserva significativa de flora y fauna. Entre ellas están:
Las reservas forestales. Son grandes extensiones
boscosas cuya principal fuente de recursos es la madera. El aprovechamiento de
estas zonas puede realizarse a través de diversas actividades como las
plantaciones, la investigación y la caza deportiva (con períodos de veda).
Entre las reservas forestales de Venezuela están: Caparo
(Barinas), Caura (Bolívar), Guarapiche (Monagas), Imataca (Bolívar y Delta
Amacuro), La Paragua (Bolívar), Río Tocuyo (Lara), San Camilo (Apure), Sipapo
(Amazonas), Ticoporo (Barinas) y Turén (Portuguesa).
Los lotes boscosos y áreas boscosas. Son zonas con una
gran reserva de productos forestales que, más allá de su aprovechamiento,
requieren medidas especiales para su uso sustentable y su conservación.
Entre los lotes boscosos venezolanos están Capure (Delta
Amacuro), El Dorado-Tumeremo, Fundo Paisolandia y la Altiplanicie de Nuria
(Bolívar); en las áreas boscosas destacan El Baúl-Corralito (Cojedes), Las
Lajas (Táchira), Nirgua-Aroa (Yaracuy), Río Aricuaisa, Río Tarra, y Río Tucuco
(Zulia).
Reserva Forestal
Caura - Estado Bolivar
Las áreas protegidas son espacios determinados por
un Estado, sujeto a un marco legal e institucional definido para garantizar la
conservación de sus particularidades y riquezas medioambientales y culturales.
Se dividen en 5 grupos: áreas de protección de flora y
fauna, parques nacionales, áreas de protección de recursos naturales, reserva
de la biosfera y áreas de recreación urbana.
La Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza, UICN (1994) define a las áreas
protegidas como: «Una superficie de tierra o mar especialmente dedicada a la
protección y mantenimiento de la Biodiversidad y de los recursos naturales y
culturales asociados; manejada a través de medios legales, o de otros medios
efectivos».
De acuerdo con esta definición, e independientemente de su
carácter antropocentrista, las áreas protegidas son territorios de manejo
especial destinados a la administración, manejo y protección del ambiente y los
recursos naturales renovables —tanto florísticos como faunísticos— que
albergan.
Las áreas protegidas son espacios creados por la sociedad en
su conjunto, articulando esfuerzos que garanticen la vida en condiciones de
bienestar, es decir la conservación de la biodiversidad así como el
mantenimiento de los procesos ecológicos necesarios para su preservación y el
desarrollo del Homo sapiens.
“Las áreas protegidas contribuyen a la conservación del
patrimonio natural y cultural del país y ayudan a reducir las presiones
causadas por algunas actividades humanas sobre estos ambientes. En ellas el
impacto se reduce a la mínima expresión y, por tanto, se transforman en sitios
de referencia para apreciar los beneficios de la protección.”
BIODIVERSIDAD
La
biodiversidad se refiere a la variedad de especies de plantas, animales y otras
formas de vida presentes en el Planeta.
Esta biodiversidad comprende no tan solo los diferentes biomas y
ecosistemas que se dan en el Planeta, sino también la variedad de especies
presentes en los mismos y la diversidad genética que existe entre los miembros
de cada especie. La preservación de esta
biodiversidad depende en gran medida de la conservación de los hábitats en que
cada una de estas especies lleva a cabo sus procesos vitales. El hábitat provee alimento y protección
a las distintas especies. Cada especie,
a su vez, aporta al hábitat ya sea esparciendo semillas, abonando el suelo con
sus desechos, evitando el crecimiento desmedido de otras especies, y
protegiéndolo de la entrada de depredadores que podrían eliminar alguna especie
esencial para el balance ecológico. Las
especies de plantas y animales se adaptan a su hábitat a tal grado que les
sería prácticamente imposible sobrevivir bajo condiciones diferentes de
temperatura, humedad, disponibilidad de alimentos, especies depredadoras, y
otras.
Venezuela se ubica entre los primeros diez países con mayor biodiversidad
del planeta y sexto en América. Por lo menos, 1.370 especies de aves surcan
nuestros cielos, y utilizan sus ambientes para refugiarse, alimentarse o
reproducirse. Ello nos permite poseer un honroso 15% del total de especies de
aves existentes en el mundo y un 40% de las aves del neotrópico.
Entre los mamíferos, se han contabilizado al menos 351 especies, cerca de la
mitad de las cuales son murciélagos.
Se conocen también 341 especies de reptiles, 284 de anfibios y al menos 1.791 especies de peces, números que pudieran incrementarse en la medida que los estudios científicos permitan profundizar este conocimiento, explorando regiones del país poco estudiadas.
Un dato curioso lo constituyen los insectos presentes en Venezuela, los cuales se estiman en al menos 110 mil trescientas especies. Por su parte los Hongos, superan las mil cien especies, seguidos por las Algas y Líquenes con al menos dos mil doscientas.
Pero Venezuela también es un país megadiverso en plantas. En opinión del destacado Botánico Otto Huber, nuestro país posee al menos 650 tipos de vegetación, los cuales albergan unas 15 mil especies de plantas superiores distribuidas principalmente entre bosques, arbustales, herbazales y manglares, entre otros.
Cabe destacar, por ejemplo, que solamente en Manglares, Venezuela es el quinto país en el mundo en mayor cobertura de estas especies comúnmente costeras.
A nivel de ecosistemas, nuestro país no se queda atrás. Su especial condición geográfica de ser al mismo tiempo Amazónico, Andino, Atlántico, Caribeño y Llanero, hacen de Venezuela una real expresión del neotrópico, con una diversidad de ambientes que van desde nieves perpetuas en los Andes, hasta zonas desérticas o semi desérticas en Falcón, pasando por una enorme variedad de hábitats que incluyen arrecifes coralinos, sabanas, tepuyes y morichales, entre otros.
Venezuela cuenta con una extensa red de áreas protegidas, representadas fundamentalmente por 43 Parques Nacionales, 21 Monumentos Naturales y 7 Refugios de Fauna Silvestre.
Además de estas áreas, existen al menos 35 categorías bajo régimen de administración especial, con diversos fines de conservación, bien se trate de garantizar el suministro de madera para la industria forestal, la protección de cuencas hidrográficas, el aprovechamiento sostenible de la fauna, el resguardo de las fronteras o la promoción de zonas turísticas, entre otras.
Desde el punto de vista de su gente, Venezuela también se luce ante el mundo por su diversidad étnica y cultural. Posee al menos 315 mil indígenas, localizados principalmente en los Estados Zulia, Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, que en su conjunto, representan el 1.5% de la población total del país.
Por otro lado, al complejo y heterogéneo poblamiento hispánico, se agregan los descendientes de las etnias negras que desde Africa llegaron a Venezuela, procesos que en su conjunto, hacen de nuestra composición poblacional una estructura admirable.
Sin embargo, no todas son buenas noticias. Venezuela posee una de las tasas de deforestación más altas de América Latina, debido principalmente a la expansión de la frontera agropecuaria y al crecimiento incontrolado de las zonas urbanas.
De acuerdo con un análisis preparado por el Dr. Julio Cesar Centeno, basado en las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en Inglés), durante la década de los 70's, Venezuela perdió alrededor de 245 mil hectáreas de bosques por año, cifra que se incrementó dramáticamente a un promedio de 600 mil hectáreas a mediados de los 80's.
En el último estudio desarrollado por la FAO, publicado en 1997, esta organización reveló que entre 1990 y 1995, los bosques venezolanos han venido desapareciendo a un ritmo de 500 mil hectáreas cada año, lo que equivale aproximadamente a una hectárea cada minuto.
Si a este comportamiento agregamos el aparente debilitamiento del sector ambiental durante los últimos cinco años, el cual se ha visto agravado con invasiones en áreas protegidas y terrenos privados, es posible que esta cifra se haya incrementado, o al menos mantenido, con lo cual, nuestro país estaría perdiendo su vegetación original a una velocidad tal, que para mediados del presente siglo pudiéramos contar con menos del 10%.
El Libro Rojo de Especies Venezolanas Amenazadas editado por PROVITA refleja que al menos 3 especies han desaparecido, 11 se encuentran en peligro crítico, 37 en situación de peligro y 53 de vulnerabilidad.
Se conocen también 341 especies de reptiles, 284 de anfibios y al menos 1.791 especies de peces, números que pudieran incrementarse en la medida que los estudios científicos permitan profundizar este conocimiento, explorando regiones del país poco estudiadas.
Un dato curioso lo constituyen los insectos presentes en Venezuela, los cuales se estiman en al menos 110 mil trescientas especies. Por su parte los Hongos, superan las mil cien especies, seguidos por las Algas y Líquenes con al menos dos mil doscientas.
Pero Venezuela también es un país megadiverso en plantas. En opinión del destacado Botánico Otto Huber, nuestro país posee al menos 650 tipos de vegetación, los cuales albergan unas 15 mil especies de plantas superiores distribuidas principalmente entre bosques, arbustales, herbazales y manglares, entre otros.
Cabe destacar, por ejemplo, que solamente en Manglares, Venezuela es el quinto país en el mundo en mayor cobertura de estas especies comúnmente costeras.
A nivel de ecosistemas, nuestro país no se queda atrás. Su especial condición geográfica de ser al mismo tiempo Amazónico, Andino, Atlántico, Caribeño y Llanero, hacen de Venezuela una real expresión del neotrópico, con una diversidad de ambientes que van desde nieves perpetuas en los Andes, hasta zonas desérticas o semi desérticas en Falcón, pasando por una enorme variedad de hábitats que incluyen arrecifes coralinos, sabanas, tepuyes y morichales, entre otros.
Venezuela cuenta con una extensa red de áreas protegidas, representadas fundamentalmente por 43 Parques Nacionales, 21 Monumentos Naturales y 7 Refugios de Fauna Silvestre.
Además de estas áreas, existen al menos 35 categorías bajo régimen de administración especial, con diversos fines de conservación, bien se trate de garantizar el suministro de madera para la industria forestal, la protección de cuencas hidrográficas, el aprovechamiento sostenible de la fauna, el resguardo de las fronteras o la promoción de zonas turísticas, entre otras.
Desde el punto de vista de su gente, Venezuela también se luce ante el mundo por su diversidad étnica y cultural. Posee al menos 315 mil indígenas, localizados principalmente en los Estados Zulia, Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, que en su conjunto, representan el 1.5% de la población total del país.
Por otro lado, al complejo y heterogéneo poblamiento hispánico, se agregan los descendientes de las etnias negras que desde Africa llegaron a Venezuela, procesos que en su conjunto, hacen de nuestra composición poblacional una estructura admirable.
Sin embargo, no todas son buenas noticias. Venezuela posee una de las tasas de deforestación más altas de América Latina, debido principalmente a la expansión de la frontera agropecuaria y al crecimiento incontrolado de las zonas urbanas.
De acuerdo con un análisis preparado por el Dr. Julio Cesar Centeno, basado en las estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, según sus siglas en Inglés), durante la década de los 70's, Venezuela perdió alrededor de 245 mil hectáreas de bosques por año, cifra que se incrementó dramáticamente a un promedio de 600 mil hectáreas a mediados de los 80's.
En el último estudio desarrollado por la FAO, publicado en 1997, esta organización reveló que entre 1990 y 1995, los bosques venezolanos han venido desapareciendo a un ritmo de 500 mil hectáreas cada año, lo que equivale aproximadamente a una hectárea cada minuto.
Si a este comportamiento agregamos el aparente debilitamiento del sector ambiental durante los últimos cinco años, el cual se ha visto agravado con invasiones en áreas protegidas y terrenos privados, es posible que esta cifra se haya incrementado, o al menos mantenido, con lo cual, nuestro país estaría perdiendo su vegetación original a una velocidad tal, que para mediados del presente siglo pudiéramos contar con menos del 10%.
El Libro Rojo de Especies Venezolanas Amenazadas editado por PROVITA refleja que al menos 3 especies han desaparecido, 11 se encuentran en peligro crítico, 37 en situación de peligro y 53 de vulnerabilidad.
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